martes, 28 de octubre de 2008

¿Aun lo extraña?

¿Aún lo extraño?
Esta es la historia de Ana Cristina Díaz Fabara, una buena amiga que me permitió que les contara su historia, y reflexionemos con ella. Gracias mi Any por dejarme compartir tu historia se como sufriste y lo libre que eres ahora, y cuan feliz estas.

¿Aún lo extrañas? Ayer me preguntaron aquello, a lo cual por inercia tonta, sin reflexionar respondí, No para nada.
Al llegar a casa, luego de un día de clases y mucho trabajo, me puse a reflexionar si aún lo extrañaba, y me di cuenta que a pesar de haber respondido con una inercia tonta, había dicho lo que mi mente y mi corazón sentía no lo extrañaba, no lo extraño, no lo extrañare, no puedo negar el principio lo extrañaba, pero ya no su lugar lo puede ocupar cualquier persona, no es indispensable, quizás sea malo expresarse así, pero no puedo vivir en el pasado y bajo el recuerdo de una persona que no regresara a la vida jamás.
Fue muy duro reconocerlo pero la vida continua, y él no fue parte primordial en mi vida, creo que mi vida no pudiera continuar sin otras personas que si son importantes.
Creo que cuando ocurrió lo que paso sentí un alivio, si se fue y luego murió creo que me libero de una cadena de amargura y decepción. Porque eso fue en mi vida decepción tras decepción, y tal vez es mejor que ya no viva con el fantasma de cuando regresara, hace un mes ya de que esta en esa tumba fría, la ultima vez que fui a su tumba fue hace un mes cuando lo sepultaron, comprendí que de ahí no se moverá para complicarme la vida, a tratar de decepcionarme más, a pensar que cambio, cuando jamás lo hizo. Tanto fue el daño que me hizo, que me costo recuperarme, la ultima vez que lo ví con vida aún, se fue diciéndome que la amaba todavía, y que a mi solo me quería y agradecería siempre, y que se iba con ella, nunca aprendió, quizás yo sabia que con vida nunca lo iba a volver a ver, porque a lado de esa mujer a él solo le esperaba la muerte y así fue, luego de haberlo visto tantas veces preso por culpa de ella, la próxima era verlo muerto, ella quizás fue su amor pero también su desgracia porque ella siempre amo al otro, él solo era el padre de su hijo, el otro el amor de su vida. Y yo fui parte de esa cadena tonta, de daño, yo amándolo, el amándola a ella, y ella amando al otro. Una cadena de daño, del que por lo menos yo salí librada, y quizás hoy estoy feliz de no ser su refugio 4 meses ya sin el, y un mes de su muerte; un mes de absoluta tranquilidad.

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