martes, 22 de diciembre de 2015

Salmo del Exiliado

SALMO DEL EXILIADO
Mario Valdez Zeballoz

¡ARBOLITO DE NAVIDAD!

Soles enanos pestañeando prodigios;
luciérnagas danzando en el árbol
del Bien del Mal.

En su corona refulgiendo
como un sol de solidaridad,
la estrella de David,
entre titilantes sonrisas
de astros remotos.

Entre las verdes ramas,
algunas piden auxilio…
Hay luces en fuga
Para todos los sueños.

En ese póker de luces
hay un arco iris enredado,
que no puede escapar.

Entonces contemplando el árbol,
creemos disputarse la preciosura
entre esmeraldas, gemas, brillantes.

Son las piedras del cielo,
tal vez sean las lágrimas
de Dios…

En el rítmico parpadeo
del legendario árbol.
hay un deshojar inexorable
de nuestra existencia.

A veces en su ebria danza,
oásis en fantasía,
laguna de cristal,
parecen cascadas minerales
cautivas del árbol.

En cada rama del árbol
hay una constelación de quimeras.

Contemplando ilusorio al árbol
con los ojos de fábula de antes,
regresan papá y mamá sonrientes
desde un rosal en arrebol.

Cada diciembre los árboles
vestidos de verde smoking,
como los toreros y oles,
se ponen su traje de luces.

En la inmensidad de la noche,
las lucecitas parvularias
arañan inquietas la oscuridad.

En algún lugar de cariño
Jesucristo le ha prestado
los ojos a un niño,
para ensoñarse mirando
el árbol de la Navidad.

Fue a comienzos de la década de los años 60´ cuando conocí a don Jacobo Bucaram E., el mejor Dirigente de Atletismo del Ecuador y a sus hijos, sprinter campeones, Jacobo, Maestro, creador y fundador de la Universidad Agraria del Ecuador y Abdalá, abanderado de Ecuador en las Olimpiadas de Munich 72, Alcalde de Guayaquil y Presidente de la República, por votación popular impresionante y contundente.

El amigo es hermano de alma, porque nace del sentimiento noble.
El otro hermano es el de la sangre que muchas veces nos falla.
Al pana o amigo se lo conoce en el hospital, la cárcel, la joda y rejoda, el exilio e infortunio. Lo demás es humo y paja.
Abdalá es mi amigo sin tiempo ni distancia. Aquí yo no me barajo.

Mi alma de poeta y escriba del sport ya 50 años, en esta festividad navideña, donde el amor y la solidaridad son alegres y luminosas banderas, lo evoco en su doloroso penar en Pánama, ya cerca de dos décadas. ¿Hemos olvidado que Abdalá Bucaram es un ser humano?

Hace un par de años lo visité en Panamá. Abdalá tiene mucha sal y pimienta para contar “cachos” y anécdotas de esquina de barrio.
Es carismático y sencillo como un buenos días. En su ser no anidó jamás la animaversión hacia nadie.

Hablamos de aquí, de allá y más allá, solo interrumpidos por la guitarra y las canciones de Abdalá, el Iracundo de tapada. Él tiene la alegría de un párvulo y la sabiduría de la vejez. Siempre con la chispa adelantada, la originalidad que llama a la risa.

Uno de los temas que tratamos fue la Navidad de antes, cuando aún no existía Papá Noel y su leyenda ni la obligación de comer pavo la noche del 24.
Hoy la actualizo, para que la conciencia nacional, recuerde la abominable injusticia que se cometió contra este compatriota.

Las nostalgias de aquella noche venían en comitiva.

Como en pantalla de Tv imaginaria, el ídolo caído tal vez rememoraba sus triunfos en las pistas atléticas; la llegada de su primer hijo; el cuesta arriba que le significó fundar el PRE; las grandes victorias de Barcelona en el Capwell con su gallada en la general; los partidos de fútbol en la pista atlética, el seco de chivo donde el Colorado, los mitines multitudinarios en esas tarimas imantadas por el verbo fogoso y latigante, único en su estilo, que apasionaban a las masas, sus triunfos arrolladores en las urnas con la Fuerza de los Pobres; aquel Un Solo Toque victorioso y sus caídas entonces inexplicables, Calló. Un silencio de catedral lo enmudeció hasta la lágrima.

Una melancolía de lirio y bronce cubrió su rostro. Aquel líder popular meditaba hondamente en los pasos de dulce y sal de su pasado.

¿Qué tal una canción?, le dije.
Mi miró pensativo, sonrió como el sol cuando emerge entre las nubes y, tras coger su vieja guitarra, con las pupilas humedacidas y la voz vacilante, cantó…

Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.

Son las mismas que alumbraron
con sus pálidos reflejos
hondas horas de dolor.

Y aunque no quise el regreso
siempre se vuelve
al primer amor.

La vieja calle
donde me dijo
tuya es su vida
tuyo es su querer.

Bajo el burlón
mirar de las estrellas
que con indiferencia
hoy me ven volver.

Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.

Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.

Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.

Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida.

Tengo miedo de las noches
que pobladas de recuerdos
encadenen mi soñar.

Pero el viajero que huye
tarde o temprano
detiene su andar.

Y aunque el olvido
que todo destruye
haya matado mi vieja ilusión,
guardo escondida
una esperanza humilde
que es toda la fortuna
de mi corazón.

Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.

Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.

Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.

¿Habla de la Navidad?
La Navidad con su ruido de cascabeles y coloridos cortejos de villancicos y hogares encendidos en tierna añoranza, ha vuelto.
Mi espíritu se arrodilla y mi corazón canta.
Siento el beso de Dios en mi alma.

Vuelvo a ser parvulito, aunque jamás de mi espíritu se fue la alegría y mi amor sin fronteras a mi pueblo, el pañuelo de lágrimas más grande de mi nación.

Es durísima y frustrante la soledad que sufro en esta mega prisión panameña, con sus barrotes de mar, arena y firmamento, en la que exiliado, cruel e injustamente, se esfuman los mejores días de mi existencia. Suplicio, tortura mental que no se la deseo a ninguno de mis malquerientes, los que destrozaron mi hogar y marcaron mi camino con sal, espinos y abrojos. En mí se ensañaron diabólicamente los políticos falsos, que engañan y pisotean a mi pueblo.

En este Diciembre de dulces ternuras,  palabras viejas y almas buenas, les digo a mis compañeritos que nunca conocí el odio ni el rencor. En este sigo a Jesucristo. Tras la inhumana y perversa cachetada, pongo la otra mejilla. No por tonto ni gil del perejil, sino porque siempre obedezco las órdenes de mi corazón y no olvido los consejos de mis progenitores. Fui y soy frontal en mis virtudes y errores, nunca me gustó hablar con caretas ni dar doble discurso o hacer de mis palabras, un engañabobos. Esa es la plena de a pepo y trulo.

¿Pero dicen que eres millonario?
Tengo una chequera gigante y giro lleno de contento, porque sé que todos mis cheques serán pagados en el Banco de Cupido… que es el Banco del Amor!.

¿Este exilio es justificado?
Evoco, acompañado de mi fiel guitarra, la camiseta amarilla torera,  el anillo de oro que me regaló Barcelona S.C y mi ser en sombras, cuando siendo Presidente de la República, un Congreso en tiempo de disparate y manejado por mis enemigos políticos que no me perdonan haberlos derrotado en las urnas, me afanaron, en el más barato estruche, la Presidencia, calificándome de “incapaz mental”, sin el elemental informe de un médico siquiatra, tampoco me dieron chance para la defensa. Soy el único líder político del Ecuador que juzgaron y condenaron, sin permitir sentarme en el banquillo de los acusados, como lo proclama la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Qué desfachatez. Esto no lo creería ni el mismo Ripley.

¿Volverás por la revancha?
Yo hace tiempo que los perdoné. Mañana seguramente lo hará Dios.
En estos insufribles 17 años, me agredieron de muchas maneras y en forma satánica me inventaron riquezas, bohemias, parrandas, que solo la extrema maldad humana puede inventar. Repito, todos estos dañadores de mi honra y apellidos están perdonados. ¿Saben por qué?. Porque al fin y al cabo, solo soy un rábano, rojo por afuera y blanco por adentro.
Desde el santuario de mi alma pago con amor a quienes confabulados, arruinaron mi existencia  y me alejaron de mi hogar.
A ellos y sus familias les deseo, corazón adentro, la más linda Navidad.
Se ha hecho una pésima costumbre en mi país afirmar infamias amparadas en el, “a mí me han dicho”, “me han contado”, “me lo dijo Adela”, “lo escuché en radio Bemba”, todo sin nada que ampare esas terribles acusaciones.

Yo no soy santo ni huelo a palo santo y mis pecados veniales, no hicieron daño a nadie. Poseo un grupito de amigos pudientes, que me ayudan a parar la olla y comprar medicinas y por ahí alguna necesidad, cuando el agua me invita al naufragio.

A toda esta falange de daña honras ajenas, ante el altar de Dios y de mi conciencia, los perdono. ¿Raro no? Pero así es el Loco que ama y no tengo copia.

¿Temen tú retorno?
Compañeritos del Un Solo Toque, el pantalón tubo y la camisa abierta, no hay en nuestra historia republicana un líder político que hayas sufrido tres exilios (22 años) sin probarme ningún cargo. Pero sé un chamullo escuchado en los cenáculos políticos: “al loco no hay que dejarlo volver, porque nos daña el negocio. Viene Abdalá y la gente de una, se va tras el loco”. Otro gran desterrado, el Dr. José María Velasco Ibarra, decía: “solo quiero un balcón”. Yo en cambio, pido una tarima, con canciones de los Iracundos. ¿Es mucho pedir?

¿Se olvidaron de tí?
En la Navidad, una querencia de fibra intima llena mi ser.
Sí, sé que mi gente me espera como enamorada en balcón. Espero que esto no ponga trompudo o “Pineda” a nadie Bendigo a mi parcería, esos pobres sin papa ni cielo, los que cada aurora van a revolar buscando el mendrugo, los despectivamente llamados, Informales, perseguidos y reprimidos sin piedad.

¿Cómo borrar de las busetas y portales a quienes representan el hambre y la extrema necesidad?. Mientras más pobreza más Informales habrá. Yo comprendo a los Informales y sus sandalias sin destino. Pero no perdono a los Formales, que se llevan el santo y la limosna y se rasgan las vestiduras pregonando patriotismo y honradez (?).

Sepan ellos que el Loco que ama, es una eterna Navidad, templo, casa, covacha o caleta, donde siempre habrá un pan para mitigar su martirio a los visitantes.

En mi hogar de soledades y añoranzas, la Navidad nunca se va, porque todos son bienvenidos. Mi hogar es la Embajada del Amor ecuatoriano. Esa es la plena, ñañitos.

¿Es cristiana la Navidad actual?
Me desconsuela la Navidad anticristiana, llena de oropeles y mensajes mentirosos. ¿Cómo permite la iglesia católica que el niño Dios, José y María sean vendedores de electrodomésticos?. Cómo permitidos esta ofensa al Señor, que vino por los pobres y no por los mercaderes del templo. Casas y mansiones en un incendio de luces, mientras el vecino a oscura, porque le cortaron el servicio de luz. Afortunados que en la mesa se sirven pavo, caviar, vino, champagne y wisky importados, mientras que los chiros, que son los más, tienen que contentarse con una sopita Maggi y un calentado. Cristo vino por los desposeídos, nació en un pesebre entre animales. El, que pudo nacer en un hotel de 5 estrellas, como un Príncipe de la Mil y Una Noche.

Los ricachá, los millonarios de buen corazón, no están excluidos de mi hogar. Principalmente los que en la Noche Buena, ocultos y en silencio, envían alimentos y juguetes a las viviendas pobres.

En la Navidad todo se me desencantan, al saber que los niños en su mayoría, no tendrán juguetes. Peor aún, sin saber leer y escribir, los hacen trabajar como adultos (!!!) Fiesta religiosa de la Navidad que es lacerante y humillante para los pobres, porque nada pueden comprar... ni al fio. Esto tiene que cambiar en mi país.

Tengo en mi hogar mi pesebre baratito y fulerito, que me trae del ayer a mamá, enseñándome a rezar y presentándome el amigo que nunca se baraja: el compañero Jesucristo.

¿Pasaras solo la noche del 24?
Hoy salí de la iglesia y me hice una manda. La Noche Buena no estaré solo, pues cenarán conmigo, por bondad del sentimiento puro, todos los chiros ecuatorianos que… no tendrán cena y si la tienen, es superturra. El menú será el mismo de la parcería de monte Sinai, Guasmos, mis niches de la Trinitaria, Peca, Fertisa, los Bastiones, las Prosperinas, Mapasingue, Puerto Liza, el Fortín. Mesas con poca papa pero mucho cariño, ese que sabe a caramelo de menta. Sepan que tengo dos familias. La de la sangre, que son mi esposa e hijos y la del sentimiento santo con altares de solidaridad, que es mi amor al pueblo siempre postergado en mi república.

Sé que esta Navidad será cara de pescado para mis compatriotas, por culpa de la crisis económica que lo derrumba todo.

Pero Dios jamás nos abandonará y mañana, cuando pase la tormenta, juntos y eufóricos superjubilosos, elevaremos un himno de esperanza y felicidad, para los que mañana vendrán.

Mi pueblo es como Barcelona, que de las cenizas revive, para brillar en nuestros corazones como un ídolo que vestido de amarillo, vino del paraíso para alegrar a la gente ecuatoriana Barcelona es como la Navidad, un amor que la razón no puede explicar… pero que el alma sabe amar.

Que en esta Navidad Dios bendiga a mi Patria y que jamás se olvide de los pobres, que son ricos en compañerismo y solidaridad… en lealtad para pedestal.

Abdala se pone de pie y se detiene frente al ventanal que muestra la grandiosidad del mar. Rasgando su guitarra canta:

“Todo lo que quise yo
tuve que dejarlo lejos,
siempre tengo que escaparme
y abandonar lo que quiero;
yo soy el buque fantasma
que no puedo anclar en puerto,
ando buscando refugios
en retratos y en espejos,
en cartas apolilladas
y en perfumados recuerdos”.

“Por más que estiro las manos
nunca te alcanzo lucero,
jugo de amargos adióses
es mi vaso predilecto;
yo me bebo a tragos largos
mi pócima de recuerdos,
y me embriago en lejanías
para acariciar mis sueños.

Nadie sabe como yo
lenguaje de los pañuelos,
agitándose en los muelles,
sacudiendo el aire trémulo,
nadie como yo nació
con destino marinero,
la única flor que conozco
es la Rosa de los Vientos”.

Chao…

Chausón



















FOTOS TOMADAS DE REVISTA VISTAZO